¿Conoces cuál ha sido el papel histórico de la mujer en la halterofilia? Como toda gran gesta, la historia de la halterofilia femenina es una viva representación de la lucha y de la fortaleza de las mujeres cuando se proponen a conquistar sus propósitos.
Aunque inicialmente la halterofilia o el levantamiento de pesas era considerado como un deporte de fuerza exclusivo para hombres, gracias a la iniciativa de muchas mujeres, como la famosa Abbye «Pudgy» Stockton, fue posible cambiar esa concepción y hacer de la modalidad femenina de halterofilia mucho más que una realidad, un legado.
En este articulo te mostraremos en detalle la historia de la halterofilia femenina y su evolución a lo largo de los años. Este es un artículo especial que queremos dedicar a todas las mujeres que practican con ardiente pasión este deporte.
Las raíces históricas de la halterofilia
Como muchos otros deportes como el futbol, el baloncesto o el atletismo, el levantamiento de pesas es una herencia directa del mundo clásico. De hecho, mucho antes que la halterofilia fuera conocida por lo que es en la actualidad, se practicaban ejercicios muy similares.
En la Grecia clásica los propios atletas, militares e incluso la propia población utilizaban diferentes herramientas para desarrollar su fuerza y esculpir sus cuerpos, prueba de ello son las halteras, una herencia directa de los primeros equipos de fuerza de la antigüedad.
Uno de los ejemplos más notables era la sociedad espartana, como bien es sabido los espartanos se caracterizaban por la rigurosidad y dureza de sus entrenamientos, el propósito era preparar a los hombres mental y físicamente para la guerra. Lo que muy pocos saben es que las mujeres también recibían una educación similar para prepararlas para la maternidad, las situaciones de hambruna o para cargos legislativos.
Según diferentes historiadores se sabe también, que en algunas tierras asiáticas muchos emperadores chinos exhibían su fuerza rompiendo o levantando peso como un símbolo de liderazgo y poder. Sin embargo, esta práctica cayó en desuso, introduciéndose posteriormente como una parte de la formación militar de los soldados.
Nacimiento de la halterofilia como categoría femenina
La halterofilia como deporte olímpico comenzó sus andanzas en torno al año 1896, tal y como comentamos previamente en nuestra historia sobre el maillot de halterofilia, todo este desarrollo fue sólo posible gracias a la figura del hombre forzudo del circo.
Detrás de este arquetipo no solamente habían hombres, sino que también mujeres, las cuales, también actuaban como “forzudas”, levantando pesos para exhibir un cuerpo tonificado y deslumbrar a sus visitantes con la vigorosidad de sus levantamientos.
Aunque estas fueron las verdaderas raíces de la halterofilia moderna, el otro lado de la historia es que en ese tiempo la halterofilia era un deporte reservado para hombres, ya que como muchos otros deportes olímpicos se consideraba que la fuerza y la resistencia eran atributos o aptitudes ligadas intrínsecamente al sexo masculino.
Ciertas personalidades como Abbey Pugdy iniciaron marchas de protestas para revindicar sus derechos para participar en este deporte de manera oficial. A menudo, la propia atleta realizaba exhibiciones en la calle con el fin de demostrar que las mujeres también podían equipararse a los hombres, lejos de ser personas frágiles o débiles físicamente.
Cabe aclarar que en palabras de la propia Abbey, en esos años muchos hombres no consideraban a las mujeres aptas para la halterofilia, debido a una ridícula creencia popular sin fundamento, la cual criticaba que la halterofilia era un deporte de riesgo para las mujeres, ya que al aumentar su masa muscular les impediría tener hijos y adquirían atributos masculinos antiestéticos.
¿Cuál fue el secreto de Abbey para encontrar una prenda deportiva adaptada a su físico?
Debido a que durante los años de la postguerra y posteriormente el destape las prendas femeninas eran más ajustadas, muchas veces la propia atleta rasgaba su ropa por realizar movimientos explosivos mientras entrenaba.
La solución vino en parte con la ayuda de su madre que gracias a su ingenio combinado lograron diseñar una prenda de licra similar a un maillot de halterofilia en forma de bañador que se ajustaba a su cuerpo sin miedo a rasgarse.
Este ejemplo de superación nos inspiró a lanzar nuestras gamas de maillot unisex para que las propias deportistas femeninas, para que al igual que Abbey pudieran disponer de prendas adaptadas 100% a la halterofilia con un diseño exclusivo y personalizable para remarcar la personalidad de cada atleta.
La halterofilia femenina tuvo su auge en los años 70, con una segunda oleada feminista. Las protestantes realizaban pruebas de fuerza entre ellas para protestar contra la burda creencia de que las mujeres eran seres frágiles. La gran personalidad de Abbey, hizo que incluso las mujeres que no practicaban el deporte se sumaran a las protestas participando como público y competidoras.
La lucha de estas primeras halterófilas tuvo sus frutos 17 años más tarde, en 1987 finalmente se realizó de manera oficial la primera competición de halterofilia femenina del mundo.
La halterofilia femenina en la actualidad
Desde su inclusión en los Juegos Olímpicos en el año 2000, la halterofilia femenina ha experimentado un crecimiento significativo en términos de popularidad y participación. Se han establecido campeonatos mundiales y regionales exclusivamente para mujeres, lo que ha ayudado a fomentar el desarrollo del deporte a nivel global.
Las mujeres halterófilas han demostrado un nivel de excelencia atlética impresionante, compitiendo y ganando medallas en los Juegos Olímpicos y otros eventos internacionales importantes. Han desafiado los límites físicos y han roto numerosos récords mundiales a lo largo de los años.
Aunque a pesar de los logros y avances, las mujeres en la halterofilia todavía enfrentan desafíos, como la desigualdad de género en términos de financiamiento, reconocimiento y oportunidades de patrocinio. Sin embargo, su determinación y talento continúan inspirando a generaciones de atletas femeninas en todo el mundo.
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